Fondos universitarios: ¿cuáles son las ventajas de construir un capital para la educación profesional de los hijos?
Productos financieros de este tipo, como el que ofrece MAPFRE, permiten a los padres un ahorro sistemático a largo plazo que se traduce en bienestar futuro para los hijos.

REDACCIÓN CONTENTLAB
18 de noviembre, 2024
La inversión en educación superior es, muy probablemente, una de las más importantes que se realizan durante la vida. Millones de padres y madres en el Perú hacen esfuerzos descomunales para costear la formación profesional de sus hijos. Sin embargo, el aspecto económico constituye una gran barrera, sobre todo en tiempos de inestabilidad e incertidumbre.
El desafío de pagar una carrera universitaria es grande e implica sacrificios. Pero el horizonte es alentador si se toma en cuenta que existen productos creados para convertirse en aliados de los padres en esa misión. Uno de ellos es el Fondo Universitario de MAPFRE, un seguro que permite construir en un plazo determinado un capital que servirá para cubrir la inversión en los estudios superiores de los beneficiarios.
Es un ahorro sistemático a largo plazo que se traduce en bienestar futuro para los hijos.
Capital garantizado
Un atributo clave de este producto es que es un alivio para los padres. En otras palabras, les ofrece confianza y tranquilidad porque el contratante sabe que el dinero que aporta cada mes está protegido y ganando rentabilidad. En ese sentido, Andrés Uribe, director de Finanzas, Inversiones y Tesorería de MAPFRE, destaca que el Fondo Universitario que ofrece la compañía es un soporte económico garantizado. Es dinero que podrá ser rescatado una vez que se haya cumplido el plazo contratado.
Además, al asegurar de esa manera la educación profesional de los hijos, los padres evitan asumir deudas con el sistema financiero por concepto de créditos o préstamos. El Fondo Universitario termina siendo una alternativa saludable para la economía familiar.
Uribe explica que el Fondo Universitario es un producto que da a los padres la posibilidad de elegir el monto de aporte, el plazo, la moneda de su conveniencia (soles o dólares) y el fraccionamiento de los pagos. Es decir, si las contribuciones serán mensuales, trimestrales, semestrales o anuales. Hay un componente de flexibilidad con el que buscan marcar diferencias con otros seguros similares.
Otro punto a favor es el bono anual por participación de utilidades que recibe el fondo a partir del cuarto año de aportes. El ejecutivo sugiere a los interesados contratar el producto cuando los hijos sean pequeños, pues las cuotas podrán ser más cómodas para el bolsillo, no se comprometerá el presupuesto familiar y la rentabilidad acumulada en el tiempo será mayor.

Palabra de padres
José Agapito y Diego Merino son padres que contrataron el Fondo Universitario de MAPFRE. Ambos coinciden en que la adquisición de este producto fue una decisión estratégica, bien meditada y, sobre todo, un alivio, porque gracias a él pudieron asegurar el acceso a educación superior de calidad para sus hijas.
Agapito explica que recibió una exposición clara del producto y entendió que era la alternativa más conveniente y beneficiosa para afrontar los gastos universitarios de su hija. Merino, por su parte, tuvo una aproximación similar. Cuando su hija tenía tres años, fue abordado por una asesora de la compañía y ella le dio un mensaje claro: “ahorra desde este momento para sus estudios universitarios”.
Planificar con anticipación los costos de la formación universitaria fue el quid del asunto. “Cuando mi hija tuvo 3 años, se hizo un cálculo aproximado de lo que costaría su universidad. La idea era que, una vez que ella cumpla los 16, yo empiece a pagar su carrera mediante cuotas mensuales bastante bajas. Esto me iba a permitir, al concluir mi hija su secundaria, recibir cuotas anuales para amortizar los pagos de sus pensiones”, refiere Merino.
El factor rendimiento es otro punto que ambos consideran valioso. Agapito afirma que la rentabilidad que su fondo obtuvo fue mucho mejor de lo que esperaba, y con esos recursos pudo cubrir sin problemas la educación superior de su hija. Para Merino, la tasa anual garantizada que ofrece el producto —la cual está por encima del promedio de inflación anual y no varía durante toda la vigencia del seguro— es un elemento clave porque permitió que su ahorro sea mayor a lo largo del tiempo, y eso le dio tranquilidad. “Me comprometí a ahorrar con el plus de un interés anual que rentabilizó mi fondo”, comenta.
No tener que asumir deudas ni perjudicar de forma alguna el presupuesto de sus familias es un atributo más que les dio tranquilidad. Merino reconoce que, si no hubiera contratado este producto, difícilmente hubiera podido tener a su hija en una universidad de prestigio. Fue una decisión que le ha permitido ver su desarrollo personal y profesional, “el sueño de cualquier padre”, concluye.
Fondos universitarios: ¿cuáles son las ventajas de construir un capital para la educación profesional de los hijos?
Productos financieros de este tipo, como el que ofrece MAPFRE, permiten a los padres un ahorro sistemático a largo plazo que se traduce en bienestar futuro para los hijos.
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REDACCIÓN CONTENTLAB
18 de noviembre, 2024
La inversión en educación superior es, muy probablemente, una de las más importantes que se realizan durante la vida. Millones de padres y madres en el Perú hacen esfuerzos descomunales para costear la formación profesional de sus hijos. Sin embargo, el aspecto económico constituye una gran barrera, sobre todo en tiempos de inestabilidad e incertidumbre.
El desafío de pagar una carrera universitaria es grande e implica sacrificios. Pero el horizonte es alentador si se toma en cuenta que existen productos creados para convertirse en aliados de los padres en esa misión. Uno de ellos es el Fondo Universitario de MAPFRE, un seguro que permite construir en un plazo determinado un capital que servirá para cubrir la inversión en los estudios superiores de los beneficiarios.
Es un ahorro sistemático a largo plazo que se traduce en bienestar futuro para los hijos.
Capital garantizado
Un atributo clave de este producto es que es un alivio para los padres. En otras palabras, les ofrece confianza y tranquilidad porque el contratante sabe que el dinero que aporta cada mes está protegido y ganando rentabilidad. En ese sentido, Andrés Uribe, director de Finanzas, Inversiones y Tesorería de MAPFRE, destaca que el Fondo Universitario que ofrece la compañía es un soporte económico garantizado. Es dinero que podrá ser rescatado una vez que se haya cumplido el plazo contratado.
Además, al asegurar de esa manera la educación profesional de los hijos, los padres evitan asumir deudas con el sistema financiero por concepto de créditos o préstamos. El Fondo Universitario termina siendo una alternativa saludable para la economía familiar.
Uribe explica que el Fondo Universitario es un producto que da a los padres la posibilidad de elegir el monto de aporte, el plazo, la moneda de su conveniencia (soles o dólares) y el fraccionamiento de los pagos. Es decir, si las contribuciones serán mensuales, trimestrales, semestrales o anuales. Hay un componente de flexibilidad con el que buscan marcar diferencias con otros seguros similares.
Otro punto a favor es el bono anual por participación de utilidades que recibe el fondo a partir del cuarto año de aportes. El ejecutivo sugiere a los interesados contratar el producto cuando los hijos sean pequeños, pues las cuotas podrán ser más cómodas para el bolsillo, no se comprometerá el presupuesto familiar y la rentabilidad acumulada en el tiempo será mayor.

Palabra de padres
José Agapito y Diego Merino son padres que contrataron el Fondo Universitario de MAPFRE. Ambos coinciden en que la adquisición de este producto fue una decisión estratégica, bien meditada y, sobre todo, un alivio, porque gracias a él pudieron asegurar el acceso a educación superior de calidad para sus hijas.
Agapito explica que recibió una exposición clara del producto y entendió que era la alternativa más conveniente y beneficiosa para afrontar los gastos universitarios de su hija. Merino, por su parte, tuvo una aproximación similar. Cuando su hija tenía tres años, fue abordado por una asesora de la compañía y ella le dio un mensaje claro: “ahorra desde este momento para sus estudios universitarios”.
Planificar con anticipación los costos de la formación universitaria fue el quid del asunto. “Cuando mi hija tuvo 3 años, se hizo un cálculo aproximado de lo que costaría su universidad. La idea era que, una vez que ella cumpla los 16, yo empiece a pagar su carrera mediante cuotas mensuales bastante bajas. Esto me iba a permitir, al concluir mi hija su secundaria, recibir cuotas anuales para amortizar los pagos de sus pensiones”, refiere Merino.
El factor rendimiento es otro punto que ambos consideran valioso. Agapito afirma que la rentabilidad que su fondo obtuvo fue mucho mejor de lo que esperaba, y con esos recursos pudo cubrir sin problemas la educación superior de su hija. Para Merino, la tasa anual garantizada que ofrece el producto —la cual está por encima del promedio de inflación anual y no varía durante toda la vigencia del seguro— es un elemento clave porque permitió que su ahorro sea mayor a lo largo del tiempo, y eso le dio tranquilidad. “Me comprometí a ahorrar con el plus de un interés anual que rentabilizó mi fondo”, comenta.
No tener que asumir deudas ni perjudicar de forma alguna el presupuesto de sus familias es un atributo más que les dio tranquilidad. Merino reconoce que, si no hubiera contratado este producto, difícilmente hubiera podido tener a su hija en una universidad de prestigio. Fue una decisión que le ha permitido ver su desarrollo personal y profesional, “el sueño de cualquier padre”, concluye.

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