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¿Cómo saber que estás sufriendo un infarto cerebral?
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Redacción ContentLab
Octubre 23, 2020
Bastan dos datos para conocer la gravedad de los infartos cerebrales, también conocidos como accidentes cerebrovasculares (ACV): son la primera causa de discapacidad y la segunda causa de muerte en el mundo. Por eso, saber detectar sus primeros síntomas es fundamental para actuar rápidamente y evitar una tragedia.

Un ACV ocurre cuando se interrumpe el flujo sanguíneo regular al cerebro. Los síntomas son intempestivos: el paciente pierde de pronto ciertas capacidades físicas, lo que se puede convertir en una condición permanente, si es que no se recibe tratamiento a tiempo.

Felizmente, ese no fue el caso de Rosa, una mujer de 81 años que tuvo la suerte de ser auxiliada a tiempo. Una noche de abril, hace apenas seis meses, Rosa estaba viendo televisión en la sala de su casa junto a su nieto de 35 años. De pronto, sintió un hormigueo en la mitad del rostro y, de manera abrupta, perdió la capacidad de articular palabras y la fuerza en su brazo y pierna derecha. Casi no podía moverse.

Un ACV se da por la interrupción del flujo sanguíneo del cerebro. Si no se detecta a tiempo puede causar una discapacidad permanente o, incluso, la muerte.
Rosa sufre de hipertensión, una condición que no se le había diagnosticado y que disparó el ACV. Apenas advirtió los síntomas que experimentaba su abuela, el nieto corrió a la habitación de sus padres para avisar lo que estaba pasando. Casi sin pensarlo, decidieron llevarla a un hospital.

Los especialistas indican que, mientras más rápido se consiga atención médica, mayor será la expectativa de que el paciente salve su vida y evite una discapacidad permanente.

El tratamiento más frecuente es el endovenoso, que consiste en introducir un medicamento por la vena para disolver el coágulo. Es fundamental que sea administrado en las primeras cuatro horas y media desde la manifestación del infarto.

En el caso de Rosa, la familia la llevó a tiempo al hospital y no pasó más de dos horas desde que se presentó el primer síntoma. Luego de recibir el tratamiento endovenoso, se recuperó en pocos meses casi por completo, pese a su avanzada edad. Para su felicidad y la de su familia, hoy sigue siendo una mujer independiente, que hace su vida sin ayuda.

Rosa tuvo suerte porque recibió el tratamiento en el momento oportuno, pero la mejor medicina contra el ACV será siempre la prevención.

El 80% de los casos de ACV es de tipo isquémico, que se da cuando la obstrucción de una arteria impide que la sangre irrigue en el cerebro. El otro 20% es del tipo hemorrágico, es decir, sucede cuando se rompe una arteria y produce sangrado. 
Los dos tipos de infarto cerebral presentan los mismos síntomas y factores de riesgo.
Como explica la neuróloga clínica vascular Marla Gallo, el ACV tiene principalmente tres síntomas: debilidad en un brazo y/o una pierna, asimetría del rostro y alteraciones para articular palabras.

“Si una persona manifiesta uno de los tres síntomas, es probable que esté sufriendo un infarto cerebral y requiere atención inmediata”, advierte la especialista.

Las principales causas del infarto cerebral son las enfermedades crónicas como la hipertensión y la diabetes, los problemas cardíacos, la alteración del colesterol, la mala alimentación, la falta de ejercicio, el tabaquismo, el sobrepeso y el consumo excesivo de alcohol.

No hay un secreto para prevenir esta patología: se necesita una dieta balanceada, actividad física y evitar el consumo de alcohol y tabaco. Sí, las mismas recomendaciones que previenen este y muchos otros males.

Es muy importante que como sociedad sepamos reconocer los síntomas del ACV y actuar ante la aparición de cualquiera de ellos. Si tú o alguien a tu alrededor presenta debilidad en un brazo y/o una pierna, asimetría del rostro o problemas para articular palabras, se debe acudir de inmediato a un hospital. Atender rápido a un paciente puede evitar una discapacidad permanente y hasta salvarle la vida. 

Recuerda esta idea: el ACV no se queda en casa. Ante la menor sospecha de un síntoma, la acción inmediata es la mejor decisión.

* Contenido elaborado con información proporcionada por Marla Gallo, neuróloga clínica vascular e intervencionista con máster en investigación.

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